Hemos visto la necesidad de salir, como dice el Papa Francisco: una Iglesia en salida; en su Exhortación Apostólica, ya citada «La alegría del Evangelio» y hemos visto que este es el camino verdadero que tenemos que seguir.
Por eso nos hemos propuesto unos nuevos «Objetivos fundamentales» que se resumen en los puntos de: oración; solidaridad; ecumenismo y diálogo y que se introducen como sigue:
Lo primero es la oración. Sin ella, no existiríamos. Es la respiración con Dios.
La oración lleva a la solidaridad.
La solidaridad también lleva al ecumenismo.
Y no puede haber ecumenismo sin diálogo.
Por tanto a partir de ahora, individual y colectivamente, trataremos de llevar a cabo estos objetivos fundamentales, con las iniciativas que vamos sugiriendo.
Cuidar mucho en L.C.B. la vida interior!
Oración mental; oración vocal; meditación; sacramentos; Rosario; Coronilla a la Divina Misericordia; jaculatorias
Y no olvidar nunca los pobres! Rezar mucho por todos los pobres y desvalidos!
Y también por el Papa, por la Paz del mundo, la conversión de los pecadores y la salud de todos los enfermos, y por la Iglesia.
Y muy importante también, rezar en Comunidad, en la Parroquia, en nuestra Comunidad L.C.B., ó donde sea, en común!
Siempre por medio de la Virgen María a Jesucristo y por Él al Padre Eterno con el Espíritu Santo!
Y cuidar del Ángel de la Guarda y los santos: San José y nuestros Santos!
Y la vida familiar: matrimonio, hijos, padres, abuelos, nietos etc. con mucho Amor.
Rezar el rosario en familia y otras oraciones en familia!
Enseñar la doctrina católica el catecismo y las oraciones principales a los hijos ya desde bien pequeños.
Sabiendo que Dios no nos deja nunca, nunca, nunca, confiar en Él siempre plenamente; todas las oraciones y pensamientos hasta el fondo de nuestro corazón, el Señor Dios las escucha todas siempre! Es nuestro Padre, que por Amor nos ha dado a su Hijo Jesucristo muerto por nosotros y resucitado, gracias a la Virgen María Virgen.
Amén.
31 ¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
32 El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
33 ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
35 ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
36 Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero.
37 Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
38 Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales,
39 ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
1 Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
2 Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
3 Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
4 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido,
6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
9 porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
10 Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
11 Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño,
12 pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
13 En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor.
Después de haber anunciado otra vez que la pasión ya estaba cerca, Jesús constata muy bien la incomprensión de los suyos: ya que se entretienen aún a preguntar quién sería el primero del Reino, de un Reino que aún no sabían ver con otro aspecto que el temporal y el político. En mi Reino, afirma Jesús, para convertirse en el primero es necesario haber sido el último y el servidor de todos. Perspectiva que no tiene nada de estimulante para los futuros mensajeros del Evangelio. Cogiendo un chico y poniéndolo en medio de ellos, Cristo invita la Iglesia a acoger con solicitud quienes son, como él, los enviados del Padre y se presentan con humildad y con pobreza.
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos pasaban por Galilea, pero Jesús no quería que lo supiera nadie. Instruía a sus discípulos diciéndoles. «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán y después de muerto, resucitará a los tres días». Ellos no entendían que quería decir, pero no osaban hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm. Una vez en casa, les preguntó: «¿Qué estabais discutiendo por el camino?» Ellos no contestaron porque en el camino habían discutido quién sería el más importante. Entonces llamó a los doce y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, debe ser el último y el servidor de todos». Luego hace venir un chico, lo puso en medio, lo tomó en brazos y les dijo: «El que reciba a uno de estos chicos porque lleva mi nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, no me acoge a mí sino al que me ha enviado «.
El Cristo molestaba mucho y aún molesta. Porque ha venido a dar la vuelta a las ideas y la conducta de un mundo que sólo persigue el dominio y el placer. Que haya que pasar por el sufrimiento, y aceptarlo con paciencia por todo lo que conlleva de profundización y de purificación no puede hacer nada más que desconcertar este siglo de comodidades y de confort. Y que sea indispensable de acoger humildemente el misterio de una cruz para cada uno, subleva esta sociedad embriagada por los éxitos. ¿Habrá pues que la Iglesia renuncie a predicar la cruz, y que suavice las exigencias de acogida dentro del Reino? No, ciertamente, pero para que pueda predicar la abnegación en el mundo, hay antes que ella misma vuelva a practicar una vida humilde y mortificada.
De las enciclopedias.
Ecumenismo se refiere a las iniciativas que apuntan hacia una mayor unidad o cooperación religiosa.
En su sentido más amplio, esta unidad o cooperación puede referirse a la unidad religiosa mundial; por la defensa de un sentido mayor de espiritualidad compartida entre las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo y el islam. Más generalmente, sin embargo, el ecumenismo es usado en un sentido más estricto, refiriéndose a una mayor cooperación entre distintas denominaciones religiosas de una única de estas tres.
La palabra se origina del griego οἰκουμένη (oikoumene), que significa «el mundo habitado», e históricamente era usada como una referencia específica al imperio Romano. Hoy, la palabra es usada predominantemente por y con referencias a denominaciones e iglesias cristianas separadas por la doctrina, historia y práctica. Dentro de este contexto particular, el término ecumenismo se refiere a la idea de una unidad cristiana en el sentido literal: que debería existir una única Iglesia cristiana.[1]
Ecumenismo cristiano y pluralismo interreligión
El ecumenismo cristiano, en el sentido estricto arriba referido, es la promoción de la unidad o cooperación entre grupos religiosos distinguidos o denominaciones de la cristianidad. El ecumenismo cristiano se distingue del pluralismo interreligioso. El ecumenismo, en este sentido amplio, es denominado pluralismo religioso, por distinguirse del ecumenismo dentro de un movimiento de fe. El movimiento interreligioso lucha por mayor respeto mutuo, tolerancia y cooperación entre las religiones del mundo. El ecumenismo como diálogo interreligioso entre representantes de varias veces, no pretende necesariamente reconciliar sus partidarios en una unidad completa, orgánica, con alguna otra entidad, pero simplemente promover relaciones de convivencia mejores. Promueve la tolerancia, respeto mutuo y cooperación, sea entre denominaciones cristianas, sea entre la cristianidad y otras veces.
Para algunos católicos, esto puede todavía asumir el objetivo de la reconciliación de todos los que profesan la fe cristiana en una única organización visible, es decir, a través de la unión con la Iglesia Católica Romana.
Para algunos protestantes, la unidad espiritual, ya menudo la unidad sobre las enseñanzas de la iglesia sobre cuestiones clave, es la bastante[hace falta aclaración]. De acuerdo con el teólogo luterano Edmund Schlink, lo más importante en el ecumenismo cristiano es que las personas se concentren fundamentalmente en Cristo, no en organizaciones de iglesias separadas. En su libro Ökumenische Dogmatik (1983), él dice que los cristianos que ven a Cristo resucitado operando en las vidas de varios cristianos en diversas iglesias, perciben que la unidad de la iglesia de Cristo nunca fue perdida,[2] pero que en su lugar han sido distorsionados y oscurecidos por diferentes experiencias históricas y por miopía espiritual. Ambas son superadas por la fe renovada en Cristo. Incluso en eso está la respuesta a su amonestación (Juan 17 y también Filipenses 2), para que todos sean uno con él y que se amen unos a otros como un testimonio para el mundo. El resultado del mutuo reconocimiento será una hermandad mundial perceptible, organizada en un modo históricamente nuevo.[3]
Estando en contra el moderno movimiento ecuménico está la tradicional Iglesia Ortodoxa, la cual decididamente afirma sólo haber una sola Iglesia, la cual es la Iglesia Ortodoxa. Así, teorías tales como la «iglesia hermana» o «dos pulmones», son generalmente rechazadas porque, desde este punto de vista, la Iglesia es teológicamente indivisible. Sin embargo, un importante teólogo ortodoxo del siglo XIX, Vladímir S. Soloviov, defendió el ecumenismo y el año de su muerte, 1900, publicó un libro denominado Tres conversaciones sobre la guerra, el progreso y el fin de la historia mundial, con una corta narración sobre el Anticristo donde vislumbra una futura unión de todas las iglesias cristianas.
Una propuesta:
Sugerimos reunir a 3, 4 ó 5 representantes de todas y cada una de las religiones de todo el mundo. Y reunidos en una asamblea de creyentes universal, tratar de encontrar todos y cada uno de los términos de las enseñanzas de todas y cada una de las religiones – todas- en el criterio de buscar la «verdadera religión» y los resultados aceptarlos todos, por unanimidad y consenso. Una asamblea de todas las religiones. En un número que fuera operativo en el criterio de llegar a este consenso y seguirlo hasta el final: Para crecer y aprender todos de todos. En el pensamiento de que cada una y de todas las religiones, todos -si todos- podemos aprender algo de los demás todos. Seguro que existe alguna o mucha parte de verdad en todas las religiones y concluir en un manifiesto o programa de una única religión verdadera, fruto del Ecumenismo. Por todo el mundo y para todo el mundo. No un mix mezclado, sino sólo las verdaderas verdades demostradas y demostrables. Vivir y convivir en la tolerancia y el respeto mutuo y la cooperación de todo y todas. Con todos los textos considerados sagrados de todas las religiones.
El ser humano comparte un acceso diferente a la realidad de lo propio de otros vivientes determinados genéticamente de una manera absoluta. La indeterminación parcial del ser humano hace que haya que terminar de determinarlo él mismo. Para ello dispone del lenguaje. Éste le permite tomar distancia y no limitarse a una realidad que responde a la necesidad. El humano puede acceder a la realidad de forma no condicionada, gratuita, absoluta y directa. Este acceso, hecho posible gracias a la constitución lingüística del ser humano, es el expresado a través de las cosmovisiones, religiones, ideologías, etcétera. Hoy se habla mucho de que el ser humano tiene una dimensión claramente espiritual, aunque este término (espiritual) tenga muchos significados, entre ellos el de una dimensión material del ser humano. Algunos pensadores ateos, como Sam Harris o André Comte Sponville, hablan de espiritualidad atea (espiritualidad material o materia espiritual).
La frontera entre religión y espiritualidad es confusa. Para empezar, no hay consenso en la academia sobre la definición de religión, mucho menos sobre la de espiritualidad. Sin embargo, parece evidente que el ser humano ha querido cultivar, a lo largo de la historia, su calidad humana y lo ha hecho de múltiples maneras (religiones, espiritualidades, ideologías, artes, etcétera). Esta inmensa riqueza y diversidad era vista con desconfianza en el pasado, especialmente en sistemas de vida jerárquicos y autoritarios que basaban su cohesión y seguridad en su uniformidad y sumisión. El mundo ha cambiado y ahora estamos en un océano de libertad, diversidad y riqueza humana que está lleno de posibilidades y que es un patrimonio común de la humanidad (UNESCO).
Los orígenes históricos del diálogo interreligioso se remontan a los orígenes de la historia humana, de esa trayectoria dramática y apasionante de interrelación y de interdependencia para conseguir la supervivencia personal y colectiva. Los contactos se han vivido de formas diversas. De hecho, la relación se ha expresado, como decía Raimon Panikkar, en etapas que responden a situaciones determinadas: una cierta predominancia del aislamiento e ignorancia en la que cada cultura se nutre con lo que tiene y la alteridad no plantea problemas; la indiferencia y desprecio (lo propio es mejor y más adecuado que lo ajeno, que genera miedo, sospecha y autodefensa); la condena y conquista (el otro es visto como una amenaza a la supervivencia); la coexistencia y comunicación (la etapa de la tolerancia mutua y la comunicación pacífica y sincera en la que la alteridad comienza a interesarse y se percibe como una riqueza); la convergencia y el diálogo, que comporta la fecundación mutua, la complementariedad (desaparecen las incompatibilidades), el otro se convierte en parte de nosotros mismos.
El diálogo interreligioso moderno comenzó históricamente en el I Parlamento de las Religiones del Mundo celebrado en Chicago en 1893. En este encuentro interreligioso, organizado bajo el paraguas de una exposición internacional interesada en el comercio internacional, se generó la semilla de un movimiento que llega hasta la fecha. Todos recordamos la cuarta edición del Parlamento de las Religiones del Mundo celebrada en Barcelona dentro del Fórum de las Culturas Barcelona 2004. Fue, sin lugar a dudas, el acto más popular y diverso del Fórum. Debemos reconocer que, en general, el movimiento interreligioso ha sido dinamizado en sus orígenes modernos, especialmente por la mayoría cristiana o, por ser más precisos, por los cristianos progresistas de las diversas iglesias cristianas. Las otras tradiciones se han ido añadiendo. Cada una debe justificado y fundamentado esta actitud positiva y abierta hacia la diversidad desde sus propios recursos espirituales y de sabiduría, desde las propias narrativas sobre la diversidad religiosa. En los inicios la reticencia y resistencia de los sectores más duros e intolerantes de las diversas tradiciones era fuerte y supuso bastantes quebraderos de cabeza, pero hay que decir que los avances científico-técnicos, las comunicaciones, la globalización económica y la paz han ayudado, de forma definitiva , que los mensajes fundamentales de las diversas tradiciones reciban una lectura o interpretación humanista que permite ser optimistas sobre el futuro del diálogo interreligioso, que no parece ya ya un invitado puntual, sino un residente consolidado y estable en el hogar de la familia humana.
El movimiento del diálogo interreligioso se expresa en distintos ámbitos, modos, formas y contextos. Sería muy extenso describir su gran variedad. Sólo apuntar que se da a nivel local, nacional, estatal, regional y mundial. Cabe subrayar que puede ser multirreligioso, bilateral, abrahámico, etcétera. Además, en estos últimos años, influenciado por la UNESCO y por el Consejo de Europa, también puede ser —y, de hecho, se recomienda que sea, en la medida de lo posible— un diálogo interconviccional; es decir, un diálogo entre religiones que incluya también las convicciones no religiosas (agnosticismo, ateísmo, escepticismo, etcétera). La razón es que no se quiere —ni es recomendable— que el diálogo interreligioso se convierta en un lobi de los religiosos en contra de los no religiosos. Sería una perversión del espíritu del diálogo interreligioso, que desgraciadamente se ha producido en algunos casos y que es necesario velar que no se reproduzca. Ningún cambio de paradigma puede escapar a las malformaciones ocasionales.
Los beneficios del diálogo entre religiones y convicciones son muchos y están todavía en una fase muy inicial. El primero de estos beneficios es el aumento del conocimiento mutuo. Es cierto que, de por sí, el conocimiento del otro no es necesariamente ninguna garantía. En algunos casos no sólo no sirve para acercar, sino que puede incluso alejar y hacerlo de forma definitiva. Sin embargo, la verdad es que en una sociedad donde la comunicación y el conocimiento se han liberalizado es inviable ningún escenario que quiera perpetuar el aislamiento como si se tratara de poblaciones indígenas incontactadas. El conocimiento que facilita el diálogo interreligioso es un conocimiento positivo, cálido, cercano, empático. Es un conocimiento que desemboca en respeto, cariño y, después de cierto tiempo, muy probablemente, en colaboración. Pero deben ponerse las herramientas necesarias para que esto sea así. No es algo descendido del cielo. Es una tarea sinérgica en la que intervienen muchos actores: comunidades, administraciones, sociedad civil, etcétera.
Otro beneficio o resultado importante del diálogo interreligioso e interconviccional es el nuevo escenario de colaboración que dibuja. Las comunidades religiosas, por diferentes razones ya muy trilladas, habían quedado algo arrinconadas de la realidad social de nuestro país. El diálogo visibiliza un escenario de cooperación y diálogo que hace mucho más fácil y viable poder sumar e integrar las energías de las diversas tradiciones religiosas de un territorio en proyectos sociales ya iniciados o para codiseñar y desarrollar. Las tradiciones religiosas tienen recursos humanos, económicos, éticos y espirituales para motivar y comprometer a sus miembros en iniciativas y causas comunes relativas a una mayor solidaridad y justicia social, a una mejor convivencia y cohesión social. Quienes trabajamos en diálogo interreligioso encontramos sorprendente que durante tanto tiempo se haya podido/querido mantener al margen todas estas energías. Somos conscientes de las explicaciones históricas y sociológicas, pero, sin embargo, quedamos estupefactos por el derroche de esfuerzos y por el desperdicio de recursos. El diálogo interreligioso y la cogestión positiva de la diversidad religiosa abren nuevos horizontes que dibujarán un nuevo panorama de diálogo y construcción social colectiva.
El diálogo interreligioso e interconviccional favorece la educación en la diversidad y el diálogo. Ahora que tanto se vuelve a hablar de la cultura religiosa generalizada en la escuela catalana, cabe decir que esta cultura no puede limitarse a presentar la diversidad, sino que debe presentar y ofrecer herramientas para cultivar la cultura del diálogo y de la tolerancia y el respeto entre creencias y convicciones. Cataluña ya goza de bastantes recursos educativos en este ámbito. La Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso es líder en el sur de Europa en la elaboración y aplicación de estos recursos y en la educación interreligiosa e interconviccional (Diccionario de las religiones, Diccionario de las religiones para chicos y chicas de 10 a 14 años, Ven a la Fiesta, Fiesta fiesta, calendario interreligioso, revista Dialogal, pósters de lugares de culto (conjuntamente con la Escuela Pía-, etcétera). Sin embargo, es necesario que las escuelas aprendan a dialogar desde la misma escuela. Los grupos de diálogo interreligioso locales son, en este sentido, una ayuda para que las escuelas de los barrios y las ciudades puedan conocer el diálogo interreligioso de proximidad y, al mismo tiempo, para que puedan inspirarse para realizar pequeñas experiencias de diálogo dentro del centro entre alumnos de diversas tradiciones religiosas y conviccionales.
El diálogo interreligioso e interconviccional ha permitido que las narrativas internas de las diversas tradiciones religiosas y conviccionales hayan potenciado y desarrollado sus propios discursos abiertos a la tolerancia, favoreciendo las interpretaciones que hacen posible la tolerancia y la aceptación del otro y desautorizando a los discursos y las actitudes de rechazo de la alteridad. Se trata de un proceso intracomunitario vivo y activo, dinámico y que se ve obligado a superar pretendidas justificaciones de autenticidad y legitimidad de tendencias identitarias de restauración o de exclusividad. Es necesario que las diversas tradiciones religiosas y las convicciones no religiosas, sin ingerirse en los asuntos internos de cada tradición, puedan apoyar los discursos humanistas que favorecen la tolerancia y el diálogo dentro de cada tradición religiosa y conviccional. Como decía Raimon Panikkar, las religiones (y convicciones, podemos añadir) son demasiado importantes para dejarlas sólo en manos de los religiosos.
La UNESCO considera a la religión como una expresión de la cultura y la diversidad religiosa y el diálogo interreligioso como parte de la diversidad cultural y del diálogo intercultural, respectivamente. En efecto, las Naciones Unidas consideran a las religiones como parte irrenunciable del patrimonio cultural común de la humanidad. Una humanidad que quiere sobrevivir y vivir cada vez con mayor dignidad y plenitud, a pesar de las dificultades, no puede permitirse el lujo de prescindir de sus sabidurías tradicionales.
El diálogo interreligioso goza de buena salud a nivel internacional. Hay un gran número de organizaciones interreligiosas bastante dinámicas. Aparte del Consejo del Parlamento de las Religiones del Mundo, que ya he mencionado indirectamente cuando hemos hablado del Parlamento de las Religiones del Mundo, destacamos la Iniciativa de las Religiones Unidas, con más de 850 organizaciones interreligiosas en todo el mundo; y Religiones por la Paz. En Cataluña se encuentra el Grupo de Trabajo Estable de las Religiones, formado sobre todo por representantes oficiales de las tradiciones religiosas, la Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso e Interconviccional – AUDIR, una de las organizaciones más dinámicas en su ámbito del sur de Europa, la Red Catalana de Entidades de Diálogo Interreligioso, coordinada por AUDIR y que agrupa a más de veinte entidades de todo el territorio de cultura catalana, cinco grupos de diálogo interreligioso de barrios de la ciudad de Barcelona que se han creado como resultado de un programa municipal para promover el diálogo entre creencias y convicciones en la ciudad, y otros grupos de diálogo interreligioso locales de diversas poblaciones catalanas y que no figuran en la citada red (Berga, Olot, Vilanova y la Geltrú, etcétera). Cataluña es, sin lugar a dudas, la zona del Estado español y del sur de Europa más dinámica y creativa en diálogo interreligioso.
Queda, sin embargo, mucho trabajo por hacer. Los recursos son escasos y la mayor parte del trabajo se hace, pese a la clarividencia y compromiso de algunos políticos y técnicos de las diversas administraciones, desde una precariedad estructural que cuesta superar a pesar de las buenas intenciones de todos. Lo cierto es que el diálogo interreligioso e interconviccional goza de una buena imagen, pero poco más. No figura entre las principales prioridades, que son, en la situación de crisis estructural en la que vivimos, fundamentalmente las necesidades básicas (techo, salud, educación, etcétera). Son necesarios más recursos para conseguir que el diálogo interreligioso no sea sólo una pequeña masa crítica, sino que pueda penetrar, arraigar y crecer en el interior de las distintas tradiciones y convicciones. Sin embargo, el diálogo interreligioso tiene un potencial inmenso por descubrir y puede convertirse en un aliado decisivo e imprescindible para resolver socialmente estas necesidades, tanto si los estados liberales, como parece, no acaban de salir adelante, como si las alternativas políticas y económicas en el sistema prosperan.
Hay que tener en cuenta que el diálogo interreligioso e interconviccional es tarea de todos. No puede reducirse a las autoridades religiosas ni a los fieles de las comunidades. Cualquier ser humano que tenga creencias o convicciones está llamado a participar y es bienvenido en la mesa del diálogo. El diálogo nunca excluye y si, llegado el caso, lo hace, es de forma transitoria preparando pedagógicamente formas de inclusión. Por este motivo, la labor del diálogo entre creencias y convicciones es una tarea sinérgica y corresponsable, en la que todo el mundo tiene un papel importante. Cuanto más maduro y lleno es el diálogo más inclusivo se vuelve.
Dialogar es inevitable e ineludible en una sociedad plural y diversa como la nuestra y como muchas sociedades del planeta. Se realizará con la palabra, con la acción, con la creación artística, pero también con el silencio. A menudo se dice que de las tradiciones religiosas quienes más pronto y más profundamente se entienden son los espirituales y los místicos. El diálogo interreligioso catalán llora, este año, la muerte de dos personas que fueron un ejemplo de diálogo silencioso y al mismo tiempo inmensamente activo. Se trata del pastor mennonita José Luis Suárez y del swami hindú Bhakti Das. Quiero confesar que me siento personalmente agradecido por su testimonio espiritual personal, pero también que somos muchos los que rendimos homenaje a su compromiso desinteresado en favor de la cultura del diálogo. Ambos supieron acoger la diversidad y la alteridad sin límites y contribuir a edificar un discurso de reconciliación, perdón y amor dentro de sus respectivas tradiciones, discurso que quisieron compartir con otras tradiciones a través de su participación frecuente en grupos de diálogo y en iniciativas interreligiosas. Su ejemplo es una hermosa y luminosa farola en la ruta del diálogo interreligioso catalán.
Francesc Torradeflot
Director de la Asociación UNESCO para el Diálogo Interreligioso e Interconviccional
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